Estados Unidos está intensificando los esfuerzos para restaurar su industria de fabricación de semiconductores, una industria vital para nuestra economía, seguridad nacional y liderazgo tecnológico. Sin embargo, este progreso conlleva costos ocultos que no pueden ser ignorados. Una investigación reciente de The Guardian reveló que la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) está acelerando la aprobación de PFAS, o "químicos eternos", utilizados en la industria de semiconductores. Estas decisiones podrían tener graves consecuencias para el medio ambiente y la salud pública.
Los PFAS (Sustancias Per- y Polifluoroalquiladas) son químicos sintéticos conocidos por su durabilidad y resistencia al agua, el calor y el aceite. Estas propiedades los hacen indispensables en muchas industrias, incluida la fabricación de semiconductores. Sin embargo, su resistencia también significa que no se descomponen de forma natural, lo que les ha valido el apodo de "químicos eternos".
Los PFAS se han relacionado con numerosos problemas de salud, incluidos el cáncer, daños hepáticos, trastornos de la tiroides y sistemas inmunológicos debilitados. Se acumulan en el medio ambiente y en los organismos vivos, contaminando el agua potable, el aire y los alimentos. Una vez que ingresan al cuerpo humano, pueden permanecer durante años.
Los semiconductores son la columna vertebral de la tecnología moderna, desde teléfonos inteligentes y dispositivos médicos hasta equipos militares y sistemas de energía renovable. La fabricación de estos chips es un proceso complejo que puede involucrar hasta 1,000 pasos, muchos de los cuales dependen de los PFAS por sus propiedades de resistencia al calor y estabilidad química.
Sin embargo, la producción de semiconductores también genera una cantidad significativa de desechos de PFAS. A pesar de las afirmaciones de la EPA y líderes de la industria de que estos procesos ocurren en sistemas de “circuito cerrado”, la evidencia sugiere lo contrario. Los desechos de PFAS a menudo se liberan en el agua o el aire, o se envían a incineradores que no logran destruir completamente estos químicos, dispersando subproductos tóxicos en el medio ambiente.
La EPA se comprometió recientemente a fortalecer su proceso de revisión para nuevos químicos, incluidos los PFAS. Sin embargo, dentro de la misma política se encuentra una disposición que permite a la agencia acelerar las aprobaciones de PFAS específicamente para la fabricación de semiconductores, completando las revisiones en tan solo 90 días. Esta decisión prioriza las demandas de la industria sobre la salud pública y ambiental.
Los defensores han expresado su preocupación de que la EPA depende en gran medida de datos proporcionados por la industria, muchos de los cuales están protegidos del escrutinio público. Sin investigaciones independientes y transparentes, es imposible comprender completamente los riesgos asociados con estos químicos.
Restaurar la fabricación de semiconductores en EE. UU. es fundamental para el crecimiento económico, la seguridad nacional y la reducción de la dependencia de proveedores extranjeros. Legislaciones como la Ley CHIPS y de Ciencia buscan fortalecer la producción nacional, crear empleos y reducir las vulnerabilidades de la cadena de suministro. Sin embargo, esta ambición no debería lograrse a costa de la salud pública o la sostenibilidad ambiental.
Países como los de la Unión Europea están liderando el camino al imponer regulaciones más estrictas sobre los PFAS, impulsando a las industrias a adoptar alternativas más seguras. Estados Unidos debería hacer lo mismo, asegurándose de que la producción de semiconductores no deje un legado tóxico para las futuras generaciones.
La industria de semiconductores ha comenzado a explorar alternativas a los PFAS, pero el progreso es lento. Los responsables de políticas deben acelerar la transición mediante:
Reviving semiconductor manufacturing in the U.S. is an opportunity to reclaim global leadership in a critical industry. By prioritizing sustainability and public health, we can ensure this growth does not harm our environment or communities.
Al devolver la fabricación de semiconductores a EE. UU., tenemos la oportunidad no solo de recuperar el liderazgo global en la producción de chips, sino también de lograrlo sin comprometer nuestro medio ambiente ni la salud de nuestra gente. Aprovechemos este momento para innovar de manera sostenible.
01/11/2025 – Este artículo ha sido escrito por el equipo de FalseSolutions.Org